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Omega 3: El nutriente esencial que no puedes ignorar

  • Foto del escritor: Dr. Agustín Acuña
    Dr. Agustín Acuña
  • 7 mar
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 1 abr

El omega 3 es una grasa esencial con un impacto profundo en nuestra salud, pero su consumo ha disminuido drásticamente en la dieta moderna. Este desequilibrio afecta múltiples sistemas del cuerpo, desde el cerebro hasta el corazón. ¿Cómo influye en nuestra salud y qué podemos hacer para optimizar su consumo?


¿Qué es el Omega 3?

El omega 3 es un tipo de grasa poliinsaturada esencial, lo que significa que nuestro cuerpo no puede producirlo por sí solo y debemos obtenerlo a través de la alimentación. Es clave para la función celular, la salud cardiovascular, el cerebro y el sistema inmunológico.


Tipos de Omega 3

Existen tres principales tipos de omega 3, cada uno con funciones específicas:

  • DHA (ácido docosahexaenoico): Componente clave del cerebro, la salud visual y el sistema nervioso. Es crucial para la memoria, la concentración y el estado de ánimo.

  • EPA (ácido eicosapentaenoico): Posee un potente efecto antiinflamatorio y cardiovascular, reduciendo la inflamación sistémica y favoreciendo la salud del corazón.

  • ALA (ácido alfa-linolénico): Se encuentra en fuentes vegetales y puede convertirse en EPA y DHA, aunque en una proporción muy baja (<2%). Su principal beneficio es su aporte a la salud cardiovascular.


Beneficios del Omega 3 para la salud

El consumo adecuado de omega 3 es fundamental para múltiples funciones del organismo.


  • Cerebro:

    • A nivel cerebral, es esencial para la formación de mielina, la capa que protege las neuronas, permitiendo una comunicación eficiente entre ellas. Esto optimiza el procesamiento de la información, mejorando la memoria, la concentración y la capacidad de aprendizaje. También, se ha asociado con una mayor plasticidad sináptica, lo que favorece la resolución de problemas y la agilidad mental. Consumir suficiente omega 3 ayuda a reducir el riesgo de deterioro cognitivo, déficit de atención y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.


  • Salud visual:

    • A nivel ocular, contribuye a la protección de la retina, la capa interna del ojo encargada de captar la luz y enviar señales al cerebro para formar imágenes. Esto permite una visión más clara y nítida, previniendo la pérdida progresiva de la vista con el envejecimiento. Además, su consumo reduce el riesgo de enfermedades oculares como la degeneración macular, que puede provocar una disminución severa de la visión.


  • Aparato cardiovascular:

    • El omega 3 tiene un impacto significativo en la salud del corazón. Ayuda a mantener una presión arterial equilibrada, mejora la flexibilidad de los vasos sanguíneos y reduce los niveles de grasas perjudiciales en la sangre, evitando la acumulación de placas en las arterias. Esto disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares como infartos, hipertensión arterial y arritmias. También protege la capa interna de los vasos sanguíneos, optimizando la circulación y reduciendo la inflamación en el sistema cardiovascular.


  • Longevidad:

    • Una característica distintiva del Omega 3 es su potente acción antiinflamatoria, convirtiéndolo en un factor clave para la longevidad y el bienestar general. La inflamación crónica es un factor común en muchas enfermedades degenerativas, metabólicas y autoinmunes. Al reducir la inflamación sistémica, el omega 3 protege los tejidos del daño celular, optimiza la función del sistema inmunológico y ayuda a prevenir el deterioro de órganos. Esto lo convierte en un aliado en el tratamiento de enfermedades como la artritis, la enfermedad inflamatoria intestinal, la psoriasis, la hipertensión arterial, la obesidad y el Alzheimer.


  • Piel y cabello:

    • También juega un papel clave en la salud de la piel y el cabello, promoviendo la hidratación, reduciendo la inflamación y fortaleciendo los folículos pilosos, lo que previene la caída del cabello.


  • Fertilidad y embarazo:

    • En el ámbito de la fertilidad y el embarazo, el omega 3 mejora la salud reproductiva y disminuye el riesgo de abortos espontáneos.


¿Qué sucede si no consumimos suficiente Omega 3?

Una deficiencia de omega 3 puede afectar múltiples aspectos de la salud. Se ha asociado con trastornos del estado de ánimo como depresión y ansiedad, así como con déficit de atención y deterioro cognitivo. También aumenta el riesgo cardiovascular al contribuir a la inflamación crónica y alterar los niveles de lípidos en sangre. En la piel, la falta de omega 3 puede provocar sequedad, caída del cabello y caspa. Además, una deficiencia prolongada puede afectar la fertilidad y la salud reproductiva.


Fuentes alimentarias de Omega 3

Las fuentes alimentarias de omega 3 pueden provenir de origen animal y vegetal.

Sin embargo, las dietas basadas en plantas dificultan alcanzar niveles óptimos de omega 3 en comparación con una alimentación que incluya carnes y pescados. La conversión del ALA, presente en fuentes vegetales, a EPA y DHA es limitada en el cuerpo humano, lo que hace que quienes siguen dietas vegetarianas o veganas deban prestar especial atención a su consumo o considerar la suplementación.


Entre las principales fuentes de EPA y DHA se encuentran los pescados grasos como el salmón, la sardina, la caballa, el arenque y el atún, así como los mariscos, el krill, los huevos de gallinas criadas en pastura y las vísceras de animales de pastoreo. También los aceites de pescado y de krill son opciones viables.


En cuanto a las fuentes de ALA, se encuentran en alimentos de origen vegetal como las semillas de chía, lino y cáñamo, las nueces, el aceite de linaza (que debe consumirse fresco para evitar la oxidación) y las verduras de hoja verde.


¿Cuándo es recomendable suplementar con Omega 3?


La suplementación con omega 3 puede ser necesaria en varias circunstancias:

  • Aquellas personas que no consumen suficiente pescado graso o tienen una dieta alta en omega 6, es decir, con un alto consumo de aceites vegetales refinados, productos ultraprocesados y fritos, pueden beneficiarse de un suplemento para reducir la inflamación.

  • También es recomendable en casos de enfermedades inflamatorias, cardiovasculares o trastornos del estado de ánimo.

  • Las mujeres embarazadas o en período de lactancia pueden necesitar mayores niveles de DHA para favorecer el desarrollo cerebral del bebé.

  • Por otro lado, las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana tienen una conversión limitada de ALA a EPA y DHA, por lo que pueden beneficiarse de suplementos a base de algas. Los suplementos más recomendados son los de aceite de krill o de algas, ya que están libres de metales pesados y ofrecen una alta biodisponibilidad.


Dosis recomendada de Omega 3

No existe una cantidad exacta establecida, pero las recomendaciones generales sugieren entre 250 y 500 mg diarios de EPA y DHA para el mantenimiento general.

En personas con condiciones inflamatorias o enfermedades cardiovasculares, se recomienda un consumo de entre 1000 y 2000 mg al día.

Para el déficit cognitivo, el TDAH o la prevención de la demencia, se aconseja una ingesta diaria de 2000 mg de DHA.


Conclusión

El omega 3 es un nutriente esencial con un impacto profundo en la salud. Asegurar su consumo adecuado no solo mejora la función cognitiva, cardiovascular y antiinflamatoria, sino que también previene múltiples enfermedades. Ajustar la dieta y, cuando sea necesario, recurrir a la suplementación puede marcar la diferencia en tu bienestar y longevidad.


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5 Acciones Concretas para Aumentar los Niveles de Omega 3

  1. Consume pescado graso al menos 2-3 veces por semana.

  2. Reduce la ingesta de omega 6 (evita alimentos ultra procesados y aceites refinados como soya, girasol y maíz).

  3. Incorpora semillas molidas de chía y lino en tu dieta diaria.

  4. Utiliza suplementos de calidad si tu dieta no cubre las necesidades.

  5. Opta por carnes y huevos de animales criados en pastura, que tienen un mejor perfil de grasas.


Referencias y enlaces

  1. Harris, W.S., et al. (2017). Omega-3 fatty acids and cardiovascular disease: new developments and applications. Journal of the American College of Cardiology.

  2. Grosso, G., et al. (2014). Omega-3 fatty acids and depression: scientific evidence and biological mechanisms. Oxidative Medicine and Cellular Longevity.

  3. Swanson, D., et al. (2012). Omega-3 fatty acids EPA and DHA: health benefits throughout life. Advances in Nutrition.

  4. Stough, C., et al. (2009). The role of omega-3 fatty acids in mood disorders. Current Opinion in Psychiatry.



 
 
 

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